Una regla muy simple para los negocios es empezar por las cosas más simples, así llegará el progreso.
– Mark Zuckerberg
En 2003, un joven estudiante de la Universidad de Harvard tuvo una idea: crear una página web para entretener a sus compañeros. Le puso el nombre de Facemash y en ella, los estudiantes podían juzgar el físico de otros compañeros. Aunque consiguió más de 22.000 visualizaciones de imágenes, las fotos se estaban utilizando sin permiso así que la página se cerró. Ese mismo estudiante no se rindió y un año más tarde, junto con otros compañeros, lanzó Facebook.
Porque hay muchas maneras de explicar qué es una startup
Seguro que a estas alturas ya sabes de quién hablamos: Mark Zuckerberg. Uno de los nombres que nunca falta cuando se habla de emprender. Zuckerberg quería desarrollar un producto único, innovador y diferente y no cabe duda de que lo consiguió porque solo un mes después, el 50% de los estudiantes ya se habían abierto una cuenta en su página web. Facebook llegó rápidamente a otras Universidades como Yale, Columbia y Stanford y a finales de 2004, ya contaba con alrededor de un millón de usuarios.
El siguiente paso fue instalarse en una casa en Palo Alto (California) para tener su propio centro de operaciones de la compañía. En solo un año, su startup había despegado. Y aunque podríamos seguir hablando de toda su evolución, el resto seguro que ya lo conoces.
Sin embargo, hemos empezado con este ejemplo para recordar algo importante: si estás emprendiendo, evita compararte con otras startups porque no hay dos iguales. Por eso mismo, tampoco hay una sola forma de responder qué es una startup.
No obstante, si tuviéramos que quedarnos con una definición, diríamos que son “aquellas empresas emergentes que quieren cambiar el mundo, hacerlo mejor y ofrecer a la sociedad algo único que necesita pero que todavía no ha sido creado”.
¿Qué distingue a una startup de una empresa? La velocidad y el crecimiento.
Las startups son ágiles y como no suelen tener tantos sistemas burocráticos detrás como una empresa tradicional, desarrollan las ideas muy rápidamente. Es lo que se denomina “iteración”, un proceso en el que mejoran continuamente los productos y servicios en los que trabajan.
Así, lo más común es que una startup comience con el llamado “producto mínimo viable” (MVP) y que lo vaya probando y revisando progresivamente hasta que esté preparado para salir al mercado.
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El mundo cambia, los tipos de startups también
No todas las startups operan en el ámbito tecnológico ni tienen como objetivo principal liderar una industria. Con el tiempo, se han construido otros modelos para adaptarse a los diferentes perfiles de emprendedores y a la demanda de la sociedad. ¿Quieres conocerlos un poco mejor?
- Startups escalables: son las que tienen un gran potencial de desarrollo y crecimiento sumado a la capacidad de expandirse internacionalmente. Las compañías del sector tecnológico suelen ser de este grupo y gracias al apoyo financiero de inversores, llegan a otros territorios. Google, Uber o Facebook son algunos ejemplos.
- Startups comprables: son las que se diseñan desde cero para luego ser vendidas a una empresa más grande. Es decir, ya desde el inicio tienen este objetivo marcado. También suelen centrarse en el nicho tecnológico y la gran mayoría está específicamente en la industria del desarrollo de aplicaciones.
- Grandes empresas emergentes: son las que ya se han consolidado pero se preparan para adaptarse a las preferencias de los clientes, las tecnologías o incluso a sus propios competidores. Nada es para siempre y estas grandes empresas emergentes se marcan objetivos constantemente: llegar a nuevas audiencias o aumentar las ofertas de productos que tienen en el mercado.
- Startups sociales: y para desterrar la idea de que el único objetivo es ganar dinero, este tipo de nuevas empresas nacen con otro fin: hacer el bien a las personas. Un ejemplo podría ser Code.org, una organización sin fines de lucro que bajo el lema “Aprende informática, cambie el mundo”, inspira a los estudiantes de los Estados Unidos para que aprendan ciencias de la computación. Si tienes unos minutos, te invitamos a conocer el proyecto. No obstante, también es posible ganar dinero con este modelo si no se trata de una organización sin fines de lucro.
Dos tipos de startups que están ganando presencia
- Startups de estilo de vida: son aquellas que crean las personas que quieren convertir su pasión en su profesión. Un actor que abre una escuela de teatro podría ser un ejemplo o un intrépido viajero que comienza con un negocio de guías turísticos y finalmente acaba creando un desarrollador web para vender destinos turísticos.
- Puesta en marcha de pequeñas empresas: son los negocios creados por personas que se autofinancian. Por lo tanto, el crecimiento es más lento y no se caracterizan por un gran potencial a nivel tecnológico. Las tiendas de barrio -desde una panadería hasta una peluquería- podrían ser un ejemplo.
Protección en todos los tipos de startup
Sea cual sea el tipo de empresa emergente que quieres crear, protégela desde el primer momento con un Pacto LexDoka. Con este documento legal y privado, aseguras la propiedad de tu proyecto para todos los participantes. Además, como es flexible podrás modificarlo si tu modelo de negocio cambia o se añaden más personas.
Como ves, definir qué es una startup depende de muchos factores. Hoy en día, estos son los tipos que existen pero dentro de unos años, seguramente aparecerán nuevas formas de emprender y, por lo tanto, nuevos tipos de empresas emergentes. Lo que está claro es que será una buena noticia porque eso significa que este mundo no deja de avanzar.