Para hacer valer un contrato frente a un tercero, se debe cumplir con el principio de la oponibilidad. La oponibilidad consiste en la posibilidad de una persona de hacer valer un derecho contra un tercero.

Para que esto sea posible, es necesario que dicho tercero tenga o pueda tener conocimiento de la existencia de dicho derecho. La forma de conseguir esto es la elevación a escritura pública, ya que de no hacerlo, un tercero que eluda ese derecho y pruebe que actuó de buena fe no respondería frente a dicha elusión.

Existen diferentes formas de publicitar un derecho, según el tipo de contrato y el objeto del mismo.

Por ejemplo, los contratos que tienen por objeto bienes inmuebles se inscriben en el Registro de la Propiedad, los contratos que tienen por objeto bienes muebles se inscriben en el Registro de Bienes Muebles.

También existen otras formas de publicidad, como la posesión, la notificación, la publicación en medios oficiales o privados, etc. Lo importante es que el tercero pueda acceder a la información sobre el derecho que se pretende hacer valer y que no pueda alegar su desconocimiento o buena fe.

Si se cumple con el requisito de la oponibilidad, el contrato podrá ser invocado frente al tercero, ya sea para exigir su cumplimiento, para impedir su vulneración o para reclamar una indemnización por los daños y perjuicios causados por su incumplimiento.